Tocar el barro, llenarnos las manos, tan suave, tan frío... y ver cómo de un pelote de barro sale un jarrón, un muñeco de nieve, una jarra, o un botijo es emocionante.
Nos han enseñado cómo trabajan, cómo crean formas nuevas y conservan las tradicionales, cómo es el horno, el torno, etc.
Nos han permitido pintar sobre el barro ya seco, hemos amasado un pelote de barro y hemos construido una cajita de secretos con la técnica del churro, y luego, hemos metido la mano en el barro mientras el torno daba vueltas y el tornero, con sus manos expertas, nos sacaba el objeto que le pedíamos.
Cuatro elementos naturales que se unen para que nazca la cerámica: tierra, agua, aire y fuego.
El comportamiento de los niños y de las niñas de nuestro colegio ha sido muy bueno, pero los que mejor se han portado han sido los más pequeños, los de 1º de primaria. Y yo, que soy su maestra, estoy muy contenta.
Después de estar en la fábrica nos hemos ido a dar un paseo por el pueblo, nos hemos comido nuestros bocadillos y hemos visitado el museo de cerámica del pueblo donde hay objetos maravillosos realizados en todas las partes del mundo, desde Argentina hasta Japón. Impresionantes todos.
Todo hecho con las manos, piezas únicas. Y si hacerlas es difícil, pintarlas no es menos.
Un trabajo artesanal que no debería perderse.
Esta excursión ha valido la pena.
Dejo un vídeo que hay en youtube para que lo veais en la casa. Los niños que salen no son los de nuestro cole, pero da igual.
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